En el marco del Congreso Maizar 2025 la necesidad de sancionar una nueva Ley de Biocombustibles se posicionó como uno de los ejes centrales del debate, con un consenso transversal entre legisladores, productores agropecuarios, cámaras empresariales y referentes de la industria energética. El evento, organizado por la Asociación Maíz y Sorgo Argentinos (Maizar), reunió a actores clave del sector agroindustrial, quienes destacaron el potencial del maíz y la caña de azúcar como pilares para el desarrollo de bioetanol, una herramienta clave para agregar valor, generar empleo y avanzar en la descarbonización del transporte.
Horacio Marín, presidente de YPF, marcó la pauta al abogar por una normativa que surja del diálogo entre petroleras, el sector agropecuario y la industria automotriz. “Una buena ley no es por lobby, no es que se haga lo que dicen Maizar, o YPF, o las automotrices. Es trabajar los tres juntos para que sea una buena ley por la Argentina”, afirmó Marín durante su disertación de casi una hora frente a un auditorio colmado de productores, técnicos y dirigentes agroindustriales. Su mensaje subrayó la importancia de superar las tensiones históricas entre sectores y construir un marco regulatorio que potencie el desarrollo económico y ambiental del país.
El Congreso Maizar 2025, bajo el lema “Por más valor”, se convirtió en un espacio político y técnico para discutir el futuro de los biocombustibles, con un enfoque en el bioetanol de maíz y caña de azúcar. Marcelo McGrech, presidente del evento, cerró la jornada con un llamado a la acción: “Ya no alcanza con tener razón. Hace falta tener rumbo. Proyecto. Audacia”. McGrech instó a construir un acuerdo estratégico que trascienda gobiernos y una al campo, la industria y el Estado para consolidar a Argentina como un referente en bioenergía.
Marco normativo
La legislación actual, regida por la Ley 27.640 sancionada en 2021 y vigente hasta 2030, fue cuestionada por los participantes del congreso por considerarla “agotada” y desactualizada frente a los avances de países como Brasil y Paraguay, donde los cortes de bioetanol en naftas alcanzan hasta el 25% y 24%, respectivamente, frente al 12% en Argentina. Carlos Gutiérrez, diputado nacional por Córdoba, expresó su preocupación: “Es triste y preocupante que Argentina no logre avanzar de la misma manera”, comparando la falta de consensos locales con la madurez institucional de Brasil, donde el bioetanol es una política de Estado consolidada.
El panel sobre biocombustibles, moderado por Víctor Accastello, subgerente general de la Asociación de Cooperativas Argentinas (ACA), incluyó a los diputados Atilio Benedetti (Entre Ríos) y Belén Avico (Córdoba). Los legisladores coincidieron en la necesidad de un nuevo marco legal que incremente los cortes obligatorios de bioetanol del 12% al 15% en los próximos dos años, y de biodiésel del 7,5% al 10%, para no perder competitividad en la región. Avico destacó el liderazgo de Córdoba, que produce el 75% del bioetanol de maíz nacional, moliendo más de un millón de toneladas anuales, equivalente al 6% de la cosecha provincial.
Los biocombustibles fueron presentados como una oportunidad para agregar valor en origen, generar empleo y reducir emisiones. Accastello, también presidente de la Cámara de Bioetanol de Maíz, afirmó: “Donde haya maíz, puede haber industria. El bioetanol es una solución integral”. Por su parte, Jorge Freijóo, del Centro Azucarero Argentino, destacó que “la superficie azucarera creció un 42% con la suba del corte”, evidenciando el impacto positivo de los biocombustibles en las economías regionales, como la de Tucumán, donde el sector azucarero es un pilar histórico.
La producción de bioetanol no solo impulsa el empleo y las divisas, sino que también contribuye a la descarbonización. Según Patrick Adam, director ejecutivo de la Cámara de Bioetanol de Maíz, “el bioetanol ahorra el 70% de las emisiones de gases de efecto invernadero en comparación con las naftas duras”. En el congreso se exhibieron ejemplos concretos, como un auto de Turismo Carretera con motor E40 (40% de bioetanol) y un vehículo híbrido-flex de Toyota, que emite un 70% menos de carbono, inspirado en el modelo brasileño.
A pesar del consenso sobre la necesidad de una nueva ley, los debates revelaron desafíos. La Ley 27.640 generó controversia al permitir a la Secretaría de Energía reducir arbitrariamente los cortes de bioetanol, afectando la confianza de los inversores. Un proyecto en discusión propone mantener el corte en 12% y aumentarlo al 15% para 2026, además de permitir la entrada de petroleras en la producción de biocombustibles a partir de un corte del 18%, siguiendo el modelo de Brasil.
Tucumán, como una de las provincias de la Liga Bioenergética junto a Salta, Jujuy, Córdoba y Santa Fe, entre otras, tiene un rol clave en el debate. La producción de bioetanol de caña de azúcar es un motor económico en la región, y una nueva ley podría consolidar su aporte al desarrollo local. La Liga de Provincias Bioenergéticas, respaldada por gobiernos provinciales y productores, impulsa un proyecto que busca aumentar los cortes y garantizar precios justos, alineados con la evolución de las naftas.
Negocio para el desarrollo
El Congreso Maizar 2025 dejó claro que el desafío es transformar las coincidencias en una ley que brinde previsibilidad, fomente la inversión y posicione a Argentina como líder en bioenergía, siguiendo el ejemplo de Brasil, donde la producción de bioetanol alcanzó 4,4 millones de metros cúbicos en 2023/2024, con proyecciones de llegar a 16,6 millones para 2033/2034.
En este marco, Antonella Semadeni, economista de la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA), le puso cifras al negocio del bioetanol en la Argentina, y presentó cinco aportes socioeconómicos que genera esta industria más allá de la transición energética, que actúan como motor de desarrollo local, regional y nacional.
Aporte tributario: Incrementa los ingresos fiscales al agregar procesos industriales. La cadena genera una recaudación anual de U$S 184 millones (considerando fase primaria e industrial). Los principales impuestos son IVA (61%), Ganancias (26%) y Débitos/Créditos (5%). El sector está exento de impuestos a los combustibles líquidos (ICL) y al CO2, pero aun así su balance fiscal es superavitario, al aportar más de lo que deja de pagar por estas exenciones.
Ahorro de divisas: La producción y uso del combustible renovable reduce la importación de naftas, lo que mejora el balance fiscal. El ahorro actual es de U$S 410 millones anuales, reduce el gasto en nafta importada en un 35%. Si se produjera al 100% de la capacidad instalada y se incluyeran inversiones proyectadas, el ahorro podría acercarse a los USS 600 millones.
Generación de empleo: La cadena genera 5.125 puestos de trabajo, 57% en la fase primaria y 43% en la industrial. El empleo abarca campo, transporte, almacenamiento, insumos y servicios anexos, a lo largo y ancho del país, dinamizando pueblos y provincias.
Valor agregado: La cifra proviene de procesar el maíz en lugar de exportarlo como materia prima. El paso del maíz al bioetanol amplía su valor en un 40%, y equivale a un valor agregado anual de U$S 164 millones.
Inversiones: Entre 2020 y 2024 se generaron U$S 88 millones en inversiones.