La frase clásica que alude a la traición resuena con fuerza en los pasillos de la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (EEAOC), donde una reunión informal del directorio derivó en una fuerte discusión con el ingeniero Roberto Sánchez Loria, actual presidente del cuerpo. El motivo: su reciente asunción al frente de la Asociación Citrícola del Noroeste Argentino (ACNOA), en pleno litigio judicial entre la Estación y las principales empresas del sector citrícola.
Fuentes cercanas confirmaron que varios directores expresaron su profundo malestar ante lo que consideran un evidente conflicto de intereses. La situación se agravó cuando algunos miembros del directorio sugirieron que, de no presentar la renuncia, al menos debería pedir licencia en su cargo hasta que se resuelva el juicio por la tasa establecida en la Ley 5020, que involucra directamente a las cuatro principales citrícolas del país.
Durante la reunión, Sánchez Loria habría reconocido que, ante la falta de respaldo del cuerpo directivo, estaría dispuesto a dejar la presidencia de la EEAOC. “No tiene sentido seguir si no tengo apoyo”, habría dicho, según testigos del encuentro. También habría admitido que prioriza continuar al frente de ACNOA, organismo desde el cual articula sus propios intereses económicos y los de las empresas con las que mantiene una estrecha relación.
Crisis y falta de neutralidad
Este proceder del ingeniero Sánchez Loria ha sumido a la centenaria institución en una crisis institucional sin precedentes en sus 115 años de vida, generando alarma entre técnicos, investigadores y referentes del ámbito agroindustrial.
Cabe destacar que su llegada a la presidencia de ACNOA no habría sido posible sin el respaldo explícito de las cuatro grandes empresas citrícolas —las mismas que hoy mantienen un litigio millonario con la EEAOC por una suma estimada en 10 mil millones de pesos— lo que refuerza las sospechas sobre la falta de neutralidad en su doble rol.
Para muchos dentro de la EEAOC, este gesto confirma una inclinación del ingeniero a alinearse con los intereses del sector privado, en detrimento del rol institucional y científico que debe mantener la Estación Experimental. La posibilidad de que siga al frente de ambos organismos genera incomodidad y tensión en un momento donde se reclama imparcialidad y autonomía técnica frente a los sectores concentrados del negocio citrícola.
Mientras tanto, no se ha emitido un comunicado oficial. Pero lo cierto es que la institucionalidad de la EEAOC atraviesa un momento delicado, con crecientes reclamos internos para que se despejen las dudas sobre la conducción de su directorio. La frase “Roma no paga traidores” parece tomar forma entre quienes consideran que la independencia técnica no puede ser negociada por vínculos personales o conveniencias empresariales.