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TEDEUM DEL 25 DE MAYO

La Iglesia tucumana cuestionó la exclusión social y pidió que la Patria recupere a todos sus hijos

El obispo auxiliar Roberto Ferrari ofreció una emotiva homilía en la Catedral, ante la presencia del gobernador Osvaldo Jaldo y las principales autoridades provinciales. Un llamado a la dignidad, al diálogo y a la reconstrucción del país.

Por José Romero Silva

25 may, 2025 02:07 p.m. Actualizado: 25 may, 2025 02:09 p.m. AR
La Iglesia tucumana cuestionó la exclusión social y pidió que la Patria recupere a todos sus hijos

FOTO: SERGIO OLEA

 En el marco del 215° aniversario de la Revolución de Mayo, el gobernador Osvaldo Jaldo encabezó esta mañana el tradicional Tedeum en la Iglesia Catedral. Lo acompañaron el vicegobernador Miguel Acevedo, la intendenta Rossana Chahla, el presidente de la Corte Suprema de Justicia Daniel Leiva, junto a funcionarios del gabinete provincial, legisladores, intendentes, delegados comunales, miembros de las fuerzas de seguridad y representantes eclesiásticos y militares.


La ceremonia estuvo presidida por el Arzobispo Carlos Sánchez y el obispo auxiliar de Tucumán, monseñor Roberto Ferrari, quien en una sentida homilía propuso reflexionar sobre la Argentina actual a la luz del Evangelio y de la parábola del Padre Misericordioso, evocando con fuerza los valores de la unidad, el respeto, la dignidad humana y la responsabilidad compartida.


“La Patria es como una gran familia, donde todos ocupamos un lugar, con roles diferenciados, pero con el mismo objetivo: el bien común”, expresó Ferrari ante un auditorio atento y conmovido.


Padre y Patria: una mirada espiritual sobre los desafíos sociales


A lo largo de su prédica, monseñor Ferrari entrelazó el texto evangélico con diversas situaciones de la realidad nacional y provincial, particularmente con el sufrimiento de los más vulnerables, los jóvenes que migran en busca de oportunidades, y aquellos que se encuentran sumidos en situaciones de exclusión o pobreza.


“Muchos de nuestros jóvenes se han ido porque no encontraron aquí cómo cumplir sus sueños. Otros se han ido pero siguen entre nosotros, en situación de calle, en las adicciones. Toda vida vale. Ninguna está perdida”, afirmó, con un tono firme, pero profundamente compasivo.


Con palabras que resonaron con fuerza en el recinto colmado, Ferrari exhortó a “no acostumbrarse al dolor ajeno”, y pidió a las autoridades y a la sociedad en su conjunto “abrir caminos de dignidad” para todos.


Puentes, consensos y responsabilidad común


En otro tramo central de su mensaje, el obispo invitó a “correr al encuentro del otro” y construir consensos superadores. “Nadie tiene todas las respuestas. Toda persona o institución guarda una parte de la verdad que puede ayudarnos a superarnos como nación”, sostuvo, citando al Papa León y su llamado a “desarmar las palabras” para promover una comunicación respetuosa y constructiva.


“Necesitamos consensos. Necesitamos diálogo. Nadie debe quedar afuera. La Patria nos necesita a todos”, insistió, y destacó como ejemplo los espacios de diálogo político que se vienen impulsando en Tucumán con vistas al Jubileo de los dirigentes.


Un mensaje a favor de la fraternidad y la inclusión


Al concluir su homilía, Ferrari destacó el gesto final del padre del evangelio, que abraza y dignifica a su hijo que vuelve: “Lo abraza sucio, hambriento, despojado… y le devuelve su dignidad. Así debe ser la Patria: que abrace sin asco, que dignifique a todos, sin importar su condición”.


“Somos hermanos, no rivales ni enemigos. Hoy celebramos a la Patria, a sus hijos e hijas, a los próceres y a los trabajadores anónimos. Que este 25 de Mayo nos renueve el compromiso por una Argentina inclusiva, fraterna y justa para todos”, concluyó, ante un cerrado aplauso de los presentes.

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