El 9 de julio de 1816, en una casa alquilada en San Miguel de Tucumán, 29 diputados reunidos en el Congreso de las Provincias Unidas del Río de la Plata declararon formalmente la independencia de España y de toda otra dominación extranjera. Aquel día soleado, bajo la presidencia del sanjuanino Narciso Laprida, el secretario Juan José Paso formuló la pregunta clave que cambiaría la historia del territorio: “¿Quieren que las Provincias de la Unión sean una nación libre e independiente de los reyes de España y su metrópoli?”. La respuesta fue unánime.
La casa en la que se llevó a cabo ese acto histórico era propiedad de Francisca Bazán de Laguna. Décadas más tarde, fue declarada monumento nacional y es conocida como la Casa Histórica de Tucumán, símbolo indiscutido del nacimiento de la Nación. Si bien el documento original de la Declaración está desaparecido, se conservan copias que hoy residen en el Archivo General de la Nación.
El acta proclamaba: “Es voluntad unánime e indudable de estas provincias romper los violentos vínculos que las ligaban a los reyes de España (...) e investirse del alto carácter de una nación libre e independiente del rey Fernando VII, sus sucesores y metrópoli”. De esta manera, se descartaban posibles formas intermedias como protectorados, y se hacía eco del pedido de figuras como José de San Martín, quien exigía una independencia absoluta.
Aunque la declaración se firmó en 1816, el proceso había comenzado seis años antes, con la Revolución de Mayo de 1810. Fue recién en julio de 1816 cuando, en un clima de tensiones políticas y con el apoyo militar como telón de fondo, se concretó la ruptura definitiva. Desde entonces, el 9 de Julio se celebra como una de las fechas patrias más importantes del calendario argentino, en honor a la jornada que marcó el inicio formal de una nación soberana.