publicidad

LA NUTRICION COMO DERECHO HUMANO

Día Mundial de la Alimentación: la seguridad alimentaria es un desafío colectivo

En el Día Mundial de la Alimentación, la presidenta del Colegio de Nutricionistas de la Provincia de Buenos Aires, Laura Salzman, advirtió sobre el avance del hambre y la malnutrición en la Argentina. Reclamó políticas públicas sostenidas, acceso equitativo a alimentos saludables y un compromiso colectivo para garantizar el derecho a comer bien.

PorTendencia de noticias
16 oct, 2025 10:19 a. m. Actualizado: 16 oct, 2025 10:19 a. m. AR
Día Mundial de la Alimentación: la seguridad alimentaria es un desafío colectivo

Noticias Argentinas confirmo que hoy es el Día Mundial de la Alimentación, que se conmemora cada 16 de octubre, fue proclamado en 1979 por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO). Su objetivo es visibilizar los problemas relacionados con el hambre y sensibilizar a las poblaciones del mundo para fortalecer la solidaridad frente a la desnutrición y las dificultades asociadas a ella.


La Licenciada en Nutrición Laura Salzman (M.P. 4.435), presidenta del Colegio de Nutricionistas de la Provincia de Buenos Aires, destacó que esta fecha “no es una efeméride más”, sino una oportunidad para reflexionar sobre los sistemas alimentarios y defender el derecho básico a una alimentación adecuada, hoy en riesgo. Bajo el lema “Mano con mano por unos alimentos y un futuro mejores”, Salzman remarcó que la seguridad alimentaria solo puede construirse colectivamente, con organización, solidaridad y políticas públicas que pongan la vida en el centro.


La especialista señaló que “la paradoja es conocida: crece la producción, pero también el hambre”. En Argentina, explicó, la inseguridad alimentaria afecta con especial crudeza a niñas, niños y adolescentes, detrás de cifras que representan historias concretas, derechos vulnerados y mesas vacías. Según Salzman, el problema no radica en la falta de alimentos, sino en el acceso limitado producto de la pobreza, las desigualdades, las cadenas de distribución que excluyen y las decisiones que priorizan la rentabilidad por encima de la dignidad.


Agregó que la malnutrición convive con la pobreza, ya que la sobreoferta de productos ultraprocesados baratos desplaza a los alimentos frescos, cada vez más inaccesibles. En ese sentido, subrayó que no se trata solo de producir más, sino de garantizar acceso, calidad y soberanía alimentaria, recordando que “la nutrición no puede ser un privilegio; es un derecho humano”.


Salzman también advirtió que el debilitamiento de programas sociales, la falta de controles o la flexibilización del etiquetado frontal en beneficio de grandes corporaciones limitan la posibilidad de elegir con información. En su visión, “la desinformación también es una forma de inseguridad alimentaria”.


Desde el Colegio de Nutricionistas de la Provincia de Buenos Aires, afirmó, se reafirma el compromiso con la seguridad y la soberanía alimentaria. Los y las profesionales del sector trabajan en hospitales, escuelas, universidades y territorios para garantizar una alimentación saludable, suficiente y sostenible. “Nuestro rol es técnico, pero también social y político: educamos, acompañamos y militamos por el derecho a comer bien”, destacó.


La nutricionista advirtió que la crisis económica actual se siente con fuerza en los hogares: salarios rezagados, pérdida de poder adquisitivo y endeudamiento para llegar a fin de mes. A esa dificultad material, dijo, se suma una “culpa silenciosa” en quienes cuidan —madres, padres y tutores—, que hacen lo imposible y aun así no siempre logran poner comida fresca en la mesa. Sin embargo, cuando la mayoría atraviesa la misma situación, “no es un problema individual, es un problema social”, por lo que las respuestas deben ser colectivas, basadas en la organización comunitaria, la empatía y políticas públicas que garanticen el derecho a la alimentación por sobre la lógica del mercado.


Finalmente, Salzman subrayó que el futuro alimentario no se construye desde la indiferencia, sino codo a codo, con Estados presentes, controles que cuiden, redes que contengan y profesionales comprometidos en cada territorio. “Garantizar una alimentación sana, segura y de calidad no es una utopía, sino una responsabilidad social y un imperativo ético de nuestra profesión”, concluyó.

publicidad

Más de tendencias

publicidad