
Con la llegada de la Nochebuena y el uso de fuegos artificiales, muchos perros y gatos atraviesan momentos de alto estrés, temor y ansiedad. En diálogo exclusivo con Tendencia de Noticias, la veterinaria Tamara Serna brindó una serie de recomendaciones prácticas para cuidar a las mascotas y evitar situaciones de riesgo durante la medianoche.
“Como primera medida siempre recomiendo colocar una chapita identificatoria, con el nombre del animal y un número de celular, porque ante cualquier eventualidad permite saber a quién pertenece la mascota y facilita que puedan comunicarse con el dueño”, explicó Serna. Además, señaló la importancia de preparar un ambiente tranquilo dentro del hogar, idealmente desde días previos: “Si no se pudo antes, ese mismo día ya se puede empezar a poner música relajante para que se vayan adaptando”.
Otro punto central es la seguridad del espacio. La profesional aconsejó cubrir puertas y ventanas de vidrio con cartón para evitar que los animales se lastimen en un intento de escape. “Muchos buscan refugiarse, esconderse, y en ese movimiento pueden golpearse o provocar accidentes dentro de la casa”, advirtió. En ese sentido, remarcó que el encierro sin compañía no siempre es la mejor opción: “Hay animales muy dependientes del humano; si el dueño sabe que va a estar más estresado solo, lo ideal es acompañarlo”.
Respecto al uso de medicación, la veterinaria fue clara: “Siempre debe ser indicada y monitoreada por un veterinario. Hay pacientes con problemas cardíacos u otras patologías donde es fundamental evaluar la clínica antes de recetar cualquier droga”. Explicó que hoy existen medicamentos más seguros, que generan un efecto de tranquilidad real y no de sedación extrema, incluso aptos para animales mayores. “Antes había drogas que los dejaban conscientes pero muy hipotensos; hoy contamos con opciones que ayudan a contenerlos sin ponerlos en riesgo”, señaló.
Finalmente, Tamara Serna remarcó que el ruido no solo genera miedo, sino también dolor auditivo y fobias: “Los gatos, por ejemplo, son mucho más sensibles a los ruidos fuertes. Al no estar acostumbrados, el sonido brusco los asusta y los impulsa a esconderse o huir”. Por eso insistió en mantenerlos en un lugar cerrado, seguro y acompañados, recordando que “lo ideal sería no usar pirotecnia, pero si ocurre, al menos tenemos herramientas para evitar que los animales sufran”.