Cómo la pistola 9mm conecta el mercado legal con la violencia en Rosario

El mercado de armas de fuego en Rosario y la provincia de Santa Fe conforma un entramado opaco y difícil de rastrear, donde los límites entre lo legal y lo ilegal se vuelven difusos. Un reciente trabajo de análisis de datos permitió dimensionar el impacto de este circuito, poniendo el foco en la pistola calibre 9mm, el arma que domina tanto las ventas legales como las escenas del crimen en la provincia más golpeada por la violencia armada.

Los números muestran un crecimiento contundente: entre 2004 y 2024, la venta legal de armas 9mm aumentó muy por encima del promedio del resto de los calibres. En Santa Fe pasó de representar el 14,6% del total de armas vendidas al 30,2%, mientras que en Rosario el salto fue aún más abrupto, llegando al 46,7% del mercado. En paralelo, esta pistola se consolidó como la más utilizada por bandas criminales, con un dato alarmante: entre 2022 y 2024, el 86% de los casquillos recolectados en escenas delictivas en Rosario correspondieron a munición 9mm.

Este fenómeno fue acompañado por un cambio estructural en la forma de matar. Desde 2010, más del 70% de los homicidios en Rosario se cometen con armas de fuego, con picos que alcanzaron el 89%. A nivel provincial, Santa Fe lidera el ranking nacional de asesinatos perpetrados con armas, muy por encima de distritos como Córdoba, Entre Ríos o la Ciudad de Buenos Aires, donde los porcentajes son considerablemente menores.

Detrás de esta expansión aparece el desvío del mercado legal al ilegal, un pasadizo clave para entender la circulación de armas. Prácticamente la totalidad de las pistolas usadas en delitos tuvieron un origen lícito, ya sea por robos, extravíos o maniobras más complejas como la de los “testaferros”, personas que compran armas legalmente para revenderlas en el mercado negro. A esto se suman filtraciones dentro de las fuerzas de seguridad, con cientos de armas oficiales perdidas o sustraídas en los últimos años. El resultado es un escenario donde la bala se volvió la norma, y la 9mm, el símbolo de una violencia que atraviesa a Santa Fe de punta a punta.