El Museo del Louvre lanzó una propuesta provocadora: invitar a 100 artistas de todo el mundo a reinterpretar libremente alguna de sus obras más icónicas, abriendo un juego creativo que borra los límites entre la réplica, la inspiración y la innovación. El resultado es “Copistas”, una exposición en el Centro Pompidou de Metz que estará abierta hasta febrero de 2026. Las piezas seleccionadas , pintura, instalación, escultura, videoarte y más, transforman, homenajean o directamente desafían el espíritu de los originales, generando una muestra tan diversa como estimulante.
La consigna fue deliberadamente abierta: imaginar una “copia” sin restricciones formales ni temáticas. El único requisito era elegir una obra de entre las 35.000 piezas que integran la colección del Louvre. Así, los artistas respondieron desde su mirada y técnica personal, generando reinterpretaciones tan fieles como radicales. Algunas reversionan el enfoque de género o decolonizan íconos clásicos; otras transforman retratos en collage o pinturas en instalaciones sonoras. Para los curadores, lo esencial era dar espacio a la expresión individual por sobre cualquier línea estética.
Lejos de reducirse a un ejercicio de imitación, “Copistas” rescata la tradición histórica de la copia como herramienta de aprendizaje y diálogo con el pasado.