El monzón volvió a golpear con fuerza en el sur de Asia: las autoridades de Pakistán confirmaron la muerte de más de 300 personas tras dos días de intensas lluvias, que provocaron inundaciones repentinas y deslizamientos de tierra en la región de Khyber Pakhtunkhwa. Según reportes oficiales, cientos de personas permanecen desaparecidas, especialmente en áreas montañosas de difícil acceso.
El distrito más afectado es Buner, situado a tres horas y media de Islamabad, donde se registraron 184 muertes y severos daños en viviendas, cultivos y caminos. Allí, al menos 150 personas podrían seguir atrapadas bajo los escombros de sus casas o haber sido arrastradas por las aguas, indicó Asfandyar Gatak, director de la autoridad provincial de gestión de catástrofes.
La emergencia no se limita a Pakistán. En la Cachemira india, rescatistas buscan a decenas de desaparecidos tras inundaciones excepcionales en el distrito de Kishtwar, que también afectaron a una peregrinación hindú. En total, más de 4.000 personas fueron evacuadas en esa zona. Según declaró Bilal Ahmed Faizi, portavoz del servicio de rescate, "unas diez aldeas quedaron devastadas".
Los expertos vinculan la magnitud de las lluvias con el cambio climático. Desde el inicio de la temporada monzónica, a fines de junio, más de 650 personas han muerto y 920 resultaron heridas en Pakistán, entre ellas 100 niños. La situación recuerda a la trágica temporada de 2022, cuando más de 1.700 personas perdieron la vida y los daños se estimaron en 40.000 millones de dólares.