
En una charla distendida, Lali Espósito sorprendió al describir los cambios extremos que su cuerpo atraviesa luego de cada show. La cantante explicó que el desgaste físico es tan intenso que, apenas termina de actuar, la ropa le “queda grande” por la cantidad de líquido que pierde en escena. “Empiezo como yo y termino siendo Cande Vetrano”, dijo entre risas, haciendo referencia a la delgadez de su amiga del medio.

La artista también habló sobre sus rituales previos a cada presentación. Contó que, pese a convivir con su novio Pedro Rosemblat, que suele cocinar platos abundantes, en los días de show necesita alimentarse de forma liviana. El objetivo es evitar esa sensación de pesadez que podría afectar su rendimiento en el baile y la puesta en escena. “El día del show como muy liviano, cositas energéticas. No puedo llegar hasta acá”, comentó señalando su garganta.
El esfuerzo físico, sumado a la preparación previa, genera transformaciones inmediatas: transpiración extrema, pérdida de peso momentánea y una demanda energética que compensa recién al finalizar cada función. Para Lali, esta exigencia es parte natural del ritmo de trabajo, aunque no deja de sorprenderla cada vez que ve cómo su cuerpo cambia en cuestión de horas.
En la misma conversación, la cantante se refirió a los constantes comentarios sobre su imagen y a los rumores que la vinculaban con supuestos retoques estéticos. Con humor y seguridad, respondió que no se realizó ningún procedimiento en su rostro. “Estoy bárbara, digamos todo. Nada hay acá, esta es mía”, afirmó señalando sus facciones. La complicidad creció cuando Momi Giardina bromeó sobre sus propios retoques y Lali reafirmó que su aspecto es completamente natural.