El 6 de septiembre de 2024 fallecía el abogado constitucionalista Luis Iriarte, dejando tras de sí un legado imborrable en la vida institucional, académica y política de Tucumán y del país. A un año de su partida, su figura se agiganta como uno de los principales referentes de la defensa de la Constitución y de los principios republicanos frente a los excesos del poder político.
Un académico con vocación pública
Egresado de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Tucumán, Iriarte tuvo una carrera profesional destacada que abarcó la docencia universitaria, el ejercicio profesional del Derecho, y la participación activa en la vida institucional del país.
Fue Convencional Constituyente Provincial en 1990 y Convencional Constituyente Nacional en la histórica reforma de 1994, siendo uno de los pocos tucumanos en participar de ambos procesos. Se desempeñó además como legislador provincial, conjuez de la Cámara Federal de Apelaciones de Tucumán, vocal ad hoc del Tribunal de Cuentas y fiscal de Cámara ad hoc ante la Justicia Federal.
En el plano académico, obtuvo en 2001 el “Reconocimiento de Suficiencia Investigativa” en el Programa Doctoral de “Sistemas Jurídicos Comparados” de la Universidad Complutense de Madrid. Publicó numerosos artículos y fue autor y coautor de libros de Derecho Constitucional, entre ellos, "Programa Económico del Federalismo Argentino", presentado en 2004.
El juicio que desafió una Constitución
Su nombre quedará asociado, especialmente, a la histórica demanda judicial iniciada en 2006 junto a su esposa, la abogada Carmen Fontán, que terminó con la declaración de inconstitucionalidad de varios artículos de la Constitución de Tucumán, reformada en 2006 bajo la gestión de José Alperovich.
Esa reforma había sido cuestionada por exceder el mandato otorgado por la ley que declaraba la necesidad de la reforma. Entre los artículos anulados se encontraban los que:
Facultaban al vicegobernador a fijar las dietas de los legisladores.
Establecían una mayoría agravada para el juicio político al gobernador.
Convalidaban decretos de necesidad y urgencia por silencio legislativo.
Permitían celebrar convenios para introducir residuos peligrosos en la provincia.
La demanda atravesó casi dos décadas en la Justicia. En 2018, la Corte Suprema de Tucumán falló a favor de Iriarte y Fontán. Y finalmente, en agosto de 2024, pocos días antes del fallecimiento de Iriarte, la Corte Suprema de Justicia de la Nación confirmó el fallo, cerrando el camino a cualquier intento de revertirlo.
El máximo tribunal nacional sostuvo que se trataba de materia de derecho público local y respaldó la interpretación de los tribunales tucumanos. Fue un triunfo judicial y ético que Iriarte alcanzó en vida, marcando un hito contra los "superpoderes" que esa reforma pretendía consolidar.
Transparencia y lucha contra el oscurantismo institucional
Otra de sus luchas fue por el acceso a la información pública. En 2021, Iriarte presentó un amparo para obtener la nómina del personal de la Legislatura de Tucumán. Su pedido fue rechazado por la Corte Suprema de Tucumán, que consideró que los datos solicitados eran “sensibles” y su difusión podría generar estigmatización.
Lejos de resignarse, Iriarte anunció que recurriría a la Corte Suprema de la Nación para seguir su causa. Denunció que la decisión judicial violaba principios constitucionales y normas internacionales, y calificó la sentencia de “escandalosa y cortesana”. Legisladores y organizaciones civiles respaldaron su reclamo, reclamando una ley de acceso a la información en la provincia.
Últimos reconocimientos
El 29 de agosto de 2024, en el marco del Día del Abogado, el Colegio de Abogados de Tucumán le otorgó la Medalla Juan B. Alberdi, distinción que por primera vez reconoció a un profesional por sus méritos académicos y éticos. Fue un tributo merecido a quien dedicó su vida a la defensa de la institucionalidad y la República.
Una figura irremplazable
Luis Iriarte fue más que un jurista: fue un hombre de principios, capaz de renunciar a Fuerza Republicana, el partido con el que había ingresado a la política, tras pedir el juicio político contra su líder, el represor Antonio Bussi.
Su compromiso con la verdad, la legalidad y la democracia lo convirtieron en un referente imprescindible. Su vida es testimonio de que la defensa de los valores republicanos no es una utopía, sino una lucha posible, necesaria y urgente.
Fotos: Diario La Gaceta.-