Nuestra provincia integra un lote de nueve jurisdicciones nacionales que se encuentran bajo alerta por la presencia de niveles elevados de arsénico en el agua que consumen los habitantes de los distritos evaluados por el Instituto Tecnológico de Buenos Aires (ITBA), que presentó recientemente su informe elaborado en base a más de 900 muestras recolectadas hasta la fecha, donde se ofrece una visión detallada de la distribución de arsénico en reservorios de agua subterránea y superficial a lo largo del país.
“La incorporación crónica de arsénico en el organismo durante muchos años desencadena una enfermedad caracterizada como Hidroarsenicismo Crónico Regional Endémico (HACRE) que se manifiesta inicialmente a través de diversas afecciones en la piel y en un estado más avanzado puede provocar problemas cardíacos, hepáticos, gastrointestinales, pulmonares y renales”, señaló Jorge Stripeikis, director del Departamento de Ciencias Exactas y Naturales del ITBA.
Vale señalar que el límite de arsénico en agua recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) es de 10 ppb. En el caso de Tucumán, los análisis se efectuaron en la Capital, en la escuela N° 32 Dr. Alfredo Palacios ubicada en Colalao del Valle y en la escuela del Paraje El Bañado, en Tafí del Valle.
En el mapa del ITBA se identifica con color verde aquellos lugares donde el agua es segura para consumir, y esta situación se da en el caso de San Miguel de Tucumán, mientras que, al momento de focalizar el estudio en las otras localidades, el panorama cambia. Esto es así ya que, si se toma como referencia la muestra de Colalao del Valle, el índice sube a los 4.9 ppb, si bien se considera agua segura apta para ser ingerida, según los valores máximos recomendados, esta región ingresa en una zona "gris". Mientras que, al momento de centrar el análisis en la zona de El Bañado, el indicador aumenta considerablemente, al llegar a los 27,9 ppb, ingresando en una franja amarrilla, por lo que se deben completar estudios para determinar si el agua consumida con estos valores aumenta la posibilidad de desarrollar cuadros de enfermedades como el HACRE, encontrándose en un lugar de precaución ya que el parámetro se ubica de 10 a 50 ppb. Superando este límite, las jurisdicciones pasan a integrar el lote de zonas rojas, donde el agua no es apta para ingesta ni cocción de alimentos, por lo que se recomienda reemplazarla por otra fuente de agua segura.
Las otras provincias comprometidas son Salta, Jujuy, Chaco, Santiago del Estero, Córdoba, Santa Fe, La Pampa y Buenos Aires.
El experto aclara que en muchas de esas localidades que tienen red de distribución instalaron en la planta un módulo para extraer el arsénico. “Pero el agua que la población sigue usando del pozo sigue teniendo arsénico”, destaca.
“Si se superponen las áreas geográficas con mayor concentración de arsénico y las de densidad demográfica, nos encontramos frente a dos escenarios. Por un lado, grandes centros urbanos que disponen de un sistema centralizado de distribución de agua; en estos casos la responsabilidad del suministro recae fundamentalmente en los gobiernos provinciales, municipales y en cooperativas a las que delegan dicha acción. Técnicamente, el agua previo a su distribución e independientemente de cuál sea su origen es sometida a un tratamiento de potabilización primario. Basta intercalar un módulo para capturar el arsénico para disponer de agua segura para su consumo”, detalla Stripeikis.
El segundo de los escenarios que observaron, según relata el director del Departamento de Ciencias Exactas y Naturales del ITBA, son zonas de altos niveles de arsénico asociadas a poblaciones totalmente dispersas como las rurales o los asentamientos de pueblos originarios. “En estas zonas es imposible pensar en un sistema de distribución centralizado y la solución debe pasar por el desarrollo de dispositivos caseros de fácil implementación con la capacidad de eliminar el arsénico del agua. Tales desarrollos están siendo encarados por numerosas universidades nacionales y privadas, y centros de investigación de la Argentina”, afirma.
Ranchillos, caso de estudio
Al respecto, y de manera paralela, un informe realizado por la Cátedra de Toxicología dependiente del Departamento de Salud Pública de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Tucumán, en las comunas de Agua Dulce y Lotes de Agua Dulce pertenecientes al área operativa del Hospital de Ranchillos, determinó la concentración de arsénico en el agua de pozo y se realizó el examen clínico, evaluando manifestaciones dermatológicas y no dermatológicas de los residentes.
Se estudiaron 41 casas y 66 personas. El 16% de la población consume agua con más de 50 ppp. de arsénico, todos con historial clínica relacionada al tóxico. Donde el 52,5% presenta cuadros de melanodermia (oscurecimiento de la piel), manifestación más frecuente y un 40% hipertensión arterial.
"Presentaron manifestaciones compatibles con HACRE, el 86% de las personas que consumen agua con niveles permitidos de arsénico en Lotes de Agua Dulce y 100% en aquellos que consumen niveles elevados. En Agua Dulce, las manifestaciones dermatológicas encontradas fueron melanodermia un 52,5 %, el 37,5 % hiperqueratosis, datos similares al trabajo realizado en Las Cejas y Árbol Solo, en Cruz Alta", precisa el estudio. Al mismo tiempo, advierte que "la población estudiada en este trabajo, vive en una zona reconocida como endémica, sus pobladores siguen consumiendo agua contaminada con distintos valores del tóxico, sin tener conocimiento de la realidad que vive".
El trabajo, llevado adelante por los profesionales Yessika Soria Curi , Emilia Vaca, Gabriela Feldman, Solana Granger, Ximena Sangués, Pablo Tapia, Norma Soria y Nora Martínez Riera, remarca que "resulta preocupante que las dramáticas consecuencias de la ingestión de agua con altos contenidos de arsénico sobre la salud humana no sean aún tenidas en cuenta por las autoridades. La presencia de altos niveles de arsénico en el agua, no sólo limita el uso de este recurso, sino que indirectamente impide el crecimiento socioeconómico de las regiones consideradas como endémicas".
Se resaltó además la importancia de contar y continuar con este tipo de estudios que brinden información actualizada, para poder desarrollar estrategias de eliminación, prevención y diagnóstico temprano; logrando un mejoramiento paulatino de la calidad de vida de las poblaciones; "ya que los estudios epidemiológicos han establecido que el arsénico es un importante cancerígeno de piel, vejiga y pulmón. Se debe fomentar la vigilancia epidemiológica y ambiental, buscando para las comunidades afectadas sistemas y acciones adecuadas y sustentables para el saneamiento del agua, con instalación de redes de agua potable, según las características hidrogeológicas, geográficas, sanitarias y económicas de las comunidades consideradas endémicas", finaliza el estudio.