
La conducción de la Sociedad Aguas del Tucumán (SAT) salió a desacreditar el informe que circuló en distintos medios nacionales sobre la presencia de arsénico en el agua en varios puntos del país. Desde la compañía afirmaron que la provincia se mantiene “en verde” en los controles de calidad y que “la SAT garantiza la calidad del agua que están consumiendo los tucumanos en sus hogares”, según expresó su presidente, Marcelo Caponio. También remarcó que no reconoce al organismo que elaboró ese estudio.
En este contexto, vale recordar que Tendencia de Noticias ya había difundido, a fines de octubre del año pasado, que Tucumán formaba parte de un grupo de nueve provincias bajo observación en un mapa nacional elaborado por el Instituto Tecnológico de Buenos Aires (ITBA), basado en más de 900 muestras de agua superficial y subterránea de todo el país, donde se advertía sobre la presencia de niveles elevados de arsénico en distintas localidades.
Durante la presentación del balance institucional, Caponio destacó que la evaluación abarcó “dos años de gestión” y subrayó que “históricamente no se realizaron las obras que se hicieron en estos 24 meses gracias a la decisión política del gobernador Osvaldo Jaldo”.
El funcionario detalló que la prioridad inicial fue la recuperación de las principales fuentes de agua de la provincia: El Cadillal, los acueductos de Vipos y Anfama, y las inversiones en la balsa La Niña, esenciales —dijo— para asegurar la calidad del suministro.

Además informó que se concretó “una inversión histórica de 47 nuevos pozos de agua en toda la provincia”, la mayoría perforados a profundidades superiores a los 300 metros.
En cuanto a los controles, precisó que existen monitoreos internos semanales, junto con evaluaciones externas del Ministerio de Salud Pública y del ERSEPT.
Consultado sobre el estudio nacional que generó inquietud, Caponio fue categórico:
“Es un informe de un instituto que no conozco”, afirmó.
Aseguró que la documentación técnica con la que trabaja la compañía muestra a Tucumán en condición verde, salvo en puntos aislados de los Valles Calchaquíes, donde aparece un indicador amarillo. Sobre ese sector, señaló que la SAT está ejecutando tres obras de envergadura en Tafí del Valle, entre ellas la perforación de un pozo nuevo con “calidad del agua excepcional”.
También mencionó la ampliación en el río La Quebradita y la rehabilitación de la planta potabilizadora de La Banda.
Luego reiteró: “La SAT garantiza la calidad del agua que se está consumiendo”.
Caponio aprovechó para recordar que el este tucumano fue históricamente una zona endémica por arsénico. En ese contexto, mencionó medidas previas: “Se hicieron 80 nuevos pozos de agua en el este tucumano para eliminar el arsenicismo”, y añadió que recientemente se perforó un pozo en La Madrid a 300 metros de profundidad, con valores dentro del Código Alimentario.
Respecto a las sospechas generadas por el estudio, insistió: “Desconozco cuál es el instituto. En un principio lo apuntó contra la provisión de agua potable en la provincia de Buenos Aires. Aysa salió a desmentir el informe”.

El mapa difundido por el Instituto Tecnológico de Buenos Aires (ITBA) ubicó a Tucumán entre las provincias con zonas de alerta por arsénico. La OMS recomienda un límite máximo de 10 ppb.
En el caso de la provincia, los estudios analizados por el ITBA incluyeron muestras en San Miguel de Tucumán, la escuela Dr. Alfredo Palacios en Colalao del Valle, y la escuela del Paraje El Bañado, en Tafí del Valle.
Mientras la capital aparece en verde, la muestra de Colalao del Valle marcó 4,9 ppb (zona gris) y la de El Bañado llegó a 27,9 ppb, lo que la ubica en zona amarilla, dentro del rango de precaución que va de 10 a 50 ppb. Valores superiores a ese límite se consideran zona roja, no apta para consumo.
Además de Tucumán, el informe listó a Salta, Jujuy, Chaco, Santiago del Estero, Córdoba, Santa Fe, La Pampa y Buenos Aires entre las jurisdicciones con niveles elevados.
El director del Departamento de Ciencias Exactas y Naturales del ITBA, Jorge Stripeikis, recordó que la exposición crónica al arsénico puede desencadenar Hidroarsenicismo Crónico Regional Endémico (HACRE) y que el problema se agrava en áreas rurales sin sistemas de potabilización centralizada.
El caso Ranchillos
De manera paralela, un estudio realizado por la Cátedra de Toxicología de la Facultad de Medicina de la UNT en las comunas de Agua Dulce y Lotes de Agua Dulce, dentro del área del Hospital de Ranchillos, reveló resultados preocupantes. Se analizaron 41 viviendas y 66 personas: El 16% consume agua con más de 50 ppb de arsénico. El 52,5% presentó melanodermia y el 40% hipertensión arterial.
El informe señala que “presentaron manifestaciones compatibles con HACRE, el 86% de las personas que consumen agua con niveles permitidos y 100% en aquellos que consumen niveles elevados”.
Caponio también detalló que el servicio en El Mollar, administrado por el SEPAPyS, fue reforzado con la recuperación de las plantas La Quebradita, El Blanquito y El Churqui, además del nuevo pozo que permite —según afirmó— contar por primera vez en mucho tiempo con servicio las 24 horas.