El Programa de Respaldo a Estudiantes de Argentina, conocido popularmente como las becas Progresar tiene 11 años de vida, y el Gobierno de Javier Milei le quitó 500 mil beneficiarios desde que asumió, pero además le sacó a sus montos el 44% de su poder adquisitivo, lo que representó un ahorro en la partida real acumulado de casi 90% hasta finales del año 2024.
Así surge de una análisis efectuado por el Centro de Economía Política Argentina (CEPA), que trazó un recorrido histórico sobre el desarrollo de este beneficio, resaltando que en 2015, a un año de su creación, el Programa Progresar alcanzó a 696.494 jóvenes en todo el país. Mantuvo un crecimiento sostenido hasta finales de 2016, cuando llegó a 809.752 beneficiarios. Posteriormente perdió su alcance hasta 2020 cuando el programa llega a mínimos de 535.927 beneficiarios.
A partir de 2021 el programa experimentó una fuerte recuperación. La ampliación del universo de elegibilidad permitió que el número de inscriptos alcanzara máximos históricos en 2021 (1 millón), 2022 (1,7 millones) y 2023 (1,87 millones), llegando a casi cuadruplicar los beneficiarios de 2020.
Con la asunción del gobierno libertario en diciembre de 2023, el programa sufrió un fuerte ajuste. La cantidad de beneficiarios en el cuarto trimestre de 2024 cayó un 27,3% respecto a 2023, con una pérdida de 500.000 becas en un año, sostuvo el CEPA.
Progresar fue implementado con el objetivo de acompañar a jóvenes entre 18 a 24 años en situación de vulnerabilidad socioeconómica que estuvieran estudiando y cuyos hogares tuvieran bajos ingresos. En febrero de 2018, el programa sufrió una transformación significativa: pasó de ser un sistema de beneficios universales para estudiantes de bajos recursos a un esquema de becas basado en el mérito académico. Se incorporaron becas de formación profesional y se ajustaron los montos según el tipo de carrera (terciaria, universitaria, estratégica, enfermería, etc.). Esta reforma tuvo un impacto inmediato en la cobertura, reduciendo notablemente el número de beneficiarios.
Situación local
De acuerdo a información provista por la Secretaría de Educación, dependiente del Ministerio de Capital Humano de la Nación, al que tuvo acceso Tendencia de Noticias, los inscriptos en Tucumán para 2025 (con fecha de corte el pasado 3 de abril) llega a los 26.397 beneficiarios de la "línea obligatoria"; a ellos deben sumarse 2.644 adherentes al programa "no universitario" y 6.182 "universitario". En cuanto a la línea Progresar Enfermería se otorgaron en la provincia 1.887 becas, totalizando, entre todas las líneas del beneficio, 37.110 becas para este año.
En cuanto a la proporción de becarios según el género, se indicó que en la provincia el 61% de estas fueron asignadas a mujeres y el 39% a varones.
El 10% de los becarios pertenece a un grupo priorizado por el Programa. Dentro de ellos, el grupo de las personas con hijos/as en familias monoparentales representan el 30,75%. El 5,97% son personas con discapacidades y el 5,4% son población indígena. El 57,69% forma parte del Colectivo Trans y el 0,20% son personas refugiadas.
En relación a la principal fuente de ingresos de los becarios tucumanos, más de la mitad (49%) indicó que la misma son aportes de sus respectivas familias. La otra mitad se compone de un 20% de becas y 11% de trabajo o renta personal. El porcentaje restante corresponde a otras fuentes no especificadas.
Contexto laboral y educativo
La línea de Educación Superior respondió en un 48,69% que su fuente principal de ingresos proviene de aportes familiares, el 28,28% de becas y el 12,01% de trabajo o renta personal.
La información oficial también dio cuenta que en Tucumán, el 80% de los becarios no tiene trabajo. La mitad (50%) respondieron que buscaron en algún momento de los últimos 30 días. El 20% de los becarios están empleados. Sin embargo, el 13% de éstos realizan trabajo no remunerado.
Al ser analizado el clima educativo del hogar se destaca que sólo el 17.60% de los becarios mencionaron que el padre posee secundario completo como máximo nivel educativo alcanzado.
Se evidencia que el 41,74 % de los becarios tucumanos renovantes de Progresar utilizó la beca para cubrir gastos en materiales de trabajo, apuntes y/o fotocopias.
En menor medida, el 21,57% la utilizó para gastos de transporte, el 16,4% pudo cubrir sus gastos de internet, el 13,47% lo correspondiente a alimentos y al 2,42% le alcanzó para pagar sus consumos culturales.
Pérdida de poder adquisitivo
El estudio de CEPA sostiene que la inflación erosionó significativamente el valor de la beca. En 2020, el poder adquisitivo era apenas el 43% del que tenía en 2015. En 2022 se recuperó, alcanzando el 64% del poder adquisitivo de 2015. En 2023 volvió a caer un 8%, situándose en el 59% respecto del año 2015.
"En 2024, el poder adquisitivo de las becas se desplomó a la mitad del valor registrado en 2023 debido al congelamiento del monto nominal durante todo el año y a la alta inflación del período. Recién en agosto de 2024 el gobierno anunció un aumento de solo el 75%, cuando la inflación interanual había alcanzado el 236%, lo que dejó el valor de la beca muy por debajo del aumento general de precios", indicó el informe.
En este sentido, el Centro adujo que, para recuperar el poder adquisitivo de abril de 2022, el monto de la beca debería ubicarse en $76.713. Para alcanzar los niveles de abril de 2023, debería ser de $73.359. Si se buscara equiparar el valor real de la beca de abril de 2015, los estudiantes deberían recibir $127.186 mensuales. Sin embargo, el valor percibido en abril de 2025 es de apenas $35.000.
"Entre 2023 y 2025, el presupuesto destinado a Progresar experimentó una caída significativa. De 2023 a 2024 sufrió una caída del 65% en términos reales y se proyecta una nueva disminución de 2024 a 2025 del 18%. Esto sugiere que no solo no se recuperará el poder adquisitivo perdido, sino que es probable que también se mantenga en descenso la cantidad de beneficiarios", recalcó CEPA.