
La Legislatura de Tucumán reactivó con urgencia el discusión sobre la reforma electoral, impulsada por el eco de las elecciones legislativas nacionales del 26 de octubre, donde el oficialismo peronista, liderado por el gobernador Osvaldo Jaldo, consolidó su dominio con el 51% de los votos en la lista "Tucumán Primero". En este contexto, el legislador José Macome, del bloque opositor Compromiso con la Lealtad (foto inferior), presentó un proyecto de ley que busca cortar de raíz el fenómeno de los "acoples" –los acuerdos entre partidos para respaldar fórmulas ejecutivas–, limitándolos a un máximo de dos por candidatura a gobernador o intendente. La medida, que modifica el artículo 28 de la Ley Electoral 7876, impone restricciones estrictas no solo en cantidad, sino también en elegibilidad: solo podrán participar partidos con al menos dos años de actividad ininterrumpida o con representantes en cargos parlamentarios o ejecutivos vigentes.
Esta propuesta de Macome se posiciona como una de las más ambiciosas y rígidas en el tablero de más de 30 iniciativas en debate, divididas en ejes como la boleta única electrónica y la paridad de género.
Mientras el oficialismo muestra divisiones internas –con sectores que defienden los acoples como herramienta esencial para la integración partidaria y rechazan cualquier supresión–, otras voces del gobierno provincial abogan por un recorte moderado, atado a la representación legislativa por sección electoral: hasta 19 acoples en la Capital, 18 en el Oeste y 12 en el Este, alineados con el número de bancas en la Cámara.

La legisladora Carolina Vargas Aignasse, del PJ, impulsa en paralelo un filtro regulatorio que exige a los partidos haber participado en al menos dos de las tres elecciones previas para poder acoplarse, priorizando la "regulación sin eliminación" para evitar mutilar un mecanismo que el oficialismo no quiere soltar por completo.
En los fundamentos de su proyecto, Macome denuncia el "abuso" histórico de esta figura constitucional –amparada en el artículo 43 inciso 12 de la Carta Magna provincial–, que derivó en la "desnaturalización del sistema de representación proporcional, la destrucción del sistema de partidos, y la hegemonía del partido gobernante, transformando nuestras instituciones en cáscaras de apariencia institucional". Evoca el escandaloso caso de las elecciones de 2015, con "alrededor de 30.000 candidatos, -lo que representaba aproximadamente el 3% del padrón electoral-, para 387 cargos en disputa, llegando a haber más de 700 partidos, que - en su mayoría- carecen de actividad partidaria permanente y aparecen solo durante el proceso electoral". Agrega que esto "no solo ridiculizó a los tucumanos a nivel país, sino que principalmente generó una tremenda confusión entre los electores, entorpeció a niveles extremos el conteo de votos, pero por sobre todo, desvirtuó completamente el sistema representativo y republicano".
El opositor argumentó que, al no poder eliminar los acoples de raíz por su arraigo constitucional, "debemos necesaria e imperiosamente limitar su número". Su redacción, alineada con el plural "acuerdos" de la norma suprema, fija en dos el tope mínimo viable: "cada candidato a gobernador solo podrá recibir el apoyo de dos partidos como máximo". Esto, según Macome, "reduciría drásticamente el número de boletas, impidiendo que en cada elección nos encontremos frente a un océano de candidatos, cuyas propuestas, en la gran mayoría de los casos, no varían sustancialmente, siendo nada más que estructuras dispuestas para el apoyo, o la suma de votos a un candidato ejecutivo, y que peor aún luego actúan en el parlamento, no como representantes de la gente sino de un gobierno, sin poder siquiera señalar un error".
Preparando el terreno
Vale recordar que el vicegobernador Miguel Acevedo y presidente del Parlamento local, artífice del consenso para avanzar en la reforma antes de fin de año, comenzó con las convocatorias a ex intendentes, actuales legisladores y actores de la sociedad civil para pulir los ejes centrales de la reforma, incluyendo la limitación de acoples y la boleta única electrónica.
"Queremos una reforma electoral con consenso", enfatizó recientemente, aunque el choque entre la rigidez macomista y las medias tintas oficialistas promete tensiones al momento de su estudio y análisis. Macome cierra sus fundamentos con un llamado a la acción: "El consenso que aparentemente existe sobre la necesidad de una reforma electoral y la limitación de los acoples no debe quedar solo en el discurso, ni mucho menos en maquillajes que den la apariencia de una reforma que no es tal. Si la voluntad de reforma es genuina, no puede ser con medias tintas, debemos - dentro de las limitaciones constitucionales - atacar el problema de raíz, y darle a Tucumán un sistema claro y transparente que legitime a sus representantes".