Mientras el gobierno provincial aumenta los montos para lograr que trabajadores golondrina tucumanos puedan viajar a otras provincias del sur del país para la cosecha de frutas, como peras y manzanas, ante el cierre de la zafra citrícola y zafrera local, la realidad que padecen muchas de estas personas contrasta ampliamente con las promesas de encontrar una salida laboral digna que les permita acceder a ingresos medianamente aceptables para subsistir, hasta tanto inicie nuevamente la actividad productiva en Tucumán.
Cerca de 20 de estos trabajadores que salieron de nuestra provincia con destino a Río Negro, bajo una promesa verbal de ser contratados en esa jurisdicción para la cosecha, se encuentran a la deriva en la ruta 22 tras haber sufrido unas pésimas condiciones de hacinamiento y déficit en materia habitacional y laboral en el lugar.
“Estábamos trabajando para una gran empresa que no nos tenía en buenas condiciones: teníamos un baño para 25 personas, nos corrieron por reclamar nuestros derechos”, contaron en un video, según lo consignado por el sitio Perfil. “Nos dejaron en el medio de la ruta. Nos hicieron firmar una especie de renuncia, pero no estábamos registrados. Conseguimos un amigo que nos está dando una habitación hasta que encontremos un lugar para trabajar y no volver a Tucumán con las manos vacías”, se explayaron en la grabación.
Hace una semana, un contratista había llevado a los trabajadores rurales a ese lugar, quedándose con parte de su ingreso diario. Sin embargo, no sabían hacia dónde iban o para quién trabajarían hasta llegar a destino. Las condiciones prometidas resultaron ser muy diferentes a la realidad. “Tengo temporadas anteriores en Río Negro, pero para esta firma era el primer año, nos pintaron un arcoíris y no pasó nada”, comentó uno de los trabajadores. Durante los primeros días, no tenían agua. “El baño no tenía puerta, dormíamos a la par del baño: imagínense 25 personas en un mismo baño, sin puertas”, agregaron.
Contexto complejo
A este panorama se le suma la incertidumbre que sufren los propios productores de dicha provincia ante un contexto demasiado desfavorable que desincentiva la actividad ante los elevados costos y caída en el consumo interno, generando dificultades para el cultivo de las frutas, además se da una situación económica en la que se produjo una caída en los niveles de exportación de manzanas y peras. Todo este caldo de cultivo es desconocido por parte de los trabajadores tucumanos que arriban a esas localidades sin tener noción de la situación y, en muchos casos, bajo engaños y mentiras por parte de quienes solicitan sus servicios.
El Gobierno de Río Negro, estima que este año serán cerca de 15.000 obreros golondrinas los que arribarán desde Tucumán, algunos con determinados tipos de contratos eventuales, en cierta medida asegurados, pero otros directamente llegarán a buscar trabajo, sin tener en claro si lo podrán encontrar.
Sin embargo, los guarismos están muy por debajo de lo acontecido la temporada pasada, donde la presencia de trabajadores golondrinas llegó a una cantidad que superó las 25.000 personas en las localidades de Chimpay, Centenario y El Chañar, en las provincias sureñas. Dicha situación se atribuye al adelanto en la fecha de la fruta, reduciendo así la necesidad de personal para el raleo (arrancar plantas que han nacido muy juntas en los cultivos).
Controles y desprolijidades gremiales
“La provincia de Tucumán les paga el viaje para que vengan a cosechar. Para sacarse a esas 15.000 almas de allá, que no tienen trabajo, las trasladan para acá”, advirtió Edgar Artero, productor frutícola de la zona. “Pero acá no es seguro que vaya a haber trabajo. Los colectivos vienen, descargan y se van”. Por otro lado, explicó, “la cosecha casi no ha empezado, las empresas no pagan, algunas todavía no arreglaron lo del año pasado”, concluyó.
“Río Negro recibe por año, entre los meses de enero a abril, aproximadamente a 18.000 trabajadores migrantes de diferentes provincias del norte. Vienen a trabajar en la cosecha”, explicó Facundo Fernández, secretario de Fruticultura de esa provincia.
Por ahora, la cantidad de trabajadores migrantes que llegaron a la provincia está dentro de lo normal, explicó. Pero, “cuando la situación es compleja por falta de poder adquisitivo, como puede ser este año, vienen más desde el norte o llegan antes de tiempo”, sintetizó.
TDN ya había anticipado que los controles serán estrictos para evitar el ingreso de personas sin contrato que puedan quedarse deambulando en las ciudades. "Hemos mantenido reuniones con la Secretaría de Trabajo, y se ha logrado un acuerdo conjunto con RENATRE y UATRE para realizar los controles necesarios”, sostuvo el delegado gremial de Río Negro y Neuquén, Omar Figueroa.
De acuerdo a lo señalado por el referente sindical sureño, tuvieron algunos desacuerdos entre la delegación y UATRE Tucumán, ya que, como todos los años, muchas personas llegan sin contrato al Alto Valle, esperando encontrar trabajo, algo que no siempre resulta. “Hemos aclarado que no envíen gente sin motivo, porque el gobierno ofrece colectivos gratuitos, entonces se suben sin tener contrato. Deben venir trabajadores que ya tengan un acuerdo laboral con las empresas, para que puedan llegar directamente a sus lugares de trabajo” planteó Figueroa.