La Legislatura de Tucumán aprobó por unanimidad un proyecto de resolución que solicita al Poder Ejecutivo la promulgación y cumplimiento de la Ley sancionada el 8 de octubre de 2019, que modifica la Ley N° 7575 para incorporar al cigarrillo electrónico o vapeador en la prohibición de fumar en lugares públicos cerrados.
Sin embargo, la aprobación se dio de manera insólita, sin debate y no posibilitando la exposición al autor del proyecto, el legislador Claudio Viña, a pesar de que el titular de la Comisión de Salud, Gabriel Yedlin, le había cedido la palabra para destacar los fundamentos de la iniciativa. La decisión fue impulsada por el presidente de la bancada justicialista, Roque Tobías Álvarez, quien pidió la sanción directa a través de una moción.
El proyecto de Viña se basa en investigaciones científicas que demuestran los riesgos del vapeo, no solo para los usuarios, sino también para quienes se exponen al vapor de segunda mano. Según un estudio liderado por el doctor en química Hugo Destaillats, investigador del CONICET y del Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley, los vapores de los cigarrillos electrónicos contienen compuestos potencialmente dañinos, como formaldehído, acroleína y diacetilo, que irritan el sistema respiratorio y, en el caso del formaldehído y el benceno, son cancerígenos.
Impacto en la salud
Destaillats explicó: “Si se compara con las condiciones menos extremas de uso de los cigarrillos electrónicos, el impacto resulta ser de dos a tres órdenes de magnitud menor que el de los cigarrillos convencionales. Pero no por eso pueden considerarse inocuos”. El estudio, publicado en Environmental Science & Technology, simuló la inhalación de vapeadores y encontró que un usuario intensivo (250 pitadas diarias) puede exceder los niveles máximos recomendados de formaldehído, acroleína y diacetilo, poniendo en riesgo su salud.
Más preocupante aún es el impacto en no usuarios. En espacios cerrados con alta concentración de vapeadores, como bares, los niveles de formaldehído y acroleína superan los umbrales seguros tras ocho horas de exposición, e incluso después de una hora en algunos casos. “Esas concentraciones pueden causar, como mínimo, irritación respiratoria”, advirtió Destaillats. Aunque en hogares el riesgo es menor, el estudio subraya que la toxicidad varía según el dispositivo y el voltaje utilizado, lo que resalta la necesidad de regulaciones claras.
"Teniendo en cuenta lo expuesto resulta alarmante que el Poder Ejecutivo no promulgue y por ende no haga cumplir una ley sancionada y comunicada hace ya tanto tiempo, mas aun cuando esta ley tiende a proteger la salud de los tucumanos", indicó Viña en su proyecto.