Casa de los Graf donde aparecieron los restos
El hallazgo del cadáver de Diego Fernández Lima, enterrado en el jardín de una casa de la avenida Congreso en Buenos Aires, reveló un misterio que suma un nuevo capítulo con la aparición de un sospechoso inesperado: Norberto Cristian Graf, ex compañero de colegio de la víctima. Según fuentes judiciales consultadas por Infobae, Graf, de 58 años y empleado de una multinacional, residió en la propiedad donde se encontraron los restos cuando obreros trabajaban en una medianera cercana a la casa donde vivió Gustavo Cerati.
El dato fue aportado por un testigo que se presentó ante la fiscalía a cargo del doctor Martín López Perrando, quien lidera la investigación. Sin embargo, Graf no era conocido por la familia de Fernández Lima ni formaba parte del círculo cercano de amigos del colegio o del club Excursionistas, donde Diego jugaba al fútbol. A pesar de la difusión de su nombre, hasta el momento no se ha presentado para declarar.
El Equipo Argentino de Antropología Forense confirmó que la muerte de Diego fue violenta, con indicios de heridas por un objeto punzante y un posible intento de descuartizamiento. Sin embargo, el caso enfrenta una barrera legal: el asesinato prescribió hace casi 20 años, ya que la ley argentina establece un plazo de 25 años para investigar delitos comunes, y este no fue un crimen de lesa humanidad, único imprescriptible en el país.
Aunque la acción penal está legalmente extinguida, la fiscalía busca reconstruir los hechos y brindar respuestas a la familia. El abogado Jorge Monastersky explicó que la prescripción opera automáticamente y el juez debe declarar el fin de la investigación, lo que deja a la familia y a la sociedad con la inquietante pregunta: ¿qué hicieron los Graf con el cuerpo de su hijo y compañero durante más de cuatro décadas?