En una mañana cargada de emoción, fe y compromiso, la presidenta de la Acción Católica Argentina, Claudia Carbajal, pronunció este domingo el discurso de clausura de la 31° Asamblea Federal de la organización, que tuvo lugar en el Palacio de los Deportes de Tucumán. El encuentro, que reunió a delegaciones de todo el país durante tres días, culminó con una misa de cierre tras nueve años sin una reunión de estas características.
“Una asamblea no es solo un evento en el calendario. Es un acontecimiento de fe y de misión”, expresó Carbajal ante una multitud reunida en la celebración final del CATO. En su mensaje, remarcó la importancia del encuentro como espacio de comunión y de escucha fraterna. “Nos permite experimentar la fuerza de la comunidad y la gracia que late en el Pueblo de Dios”, afirmó.
Durante su discurso, la presidenta subrayó la urgencia de salir del encierro individualista y del “riesgo de la autorreferencialidad” que, según citó al Papa Francisco, puede alejar a las personas de su misión. “No es tiempo para estar distraídos, ni para el desánimo. Es tiempo de esperanza activa, que nace del encuentro con Jesús, que se ha hecho pan para todos”, señaló.
Carbajal invitó a los laicos y laicas a renovar su compromiso con la realidad cotidiana y a vivir su fe como un llamado permanente a la acción. “En un mundo desorientado, con muchas vidas rotas, nosotros, los miembros de la Acción Católica, somos misión. Con nuestra propia vida queremos decir y obrar el amor que hemos recibido”, dijo con énfasis.
También llamó a superar la indiferencia y a construir una Iglesia más cercana y comprometida con los más vulnerables: “Derribemos los muros que separan y tejamos puentes, generemos encuentros, abracemos a quien sufre, construyamos estructuras de bien”.
En otro pasaje, reivindicó la importancia de la formación, aunque advirtió que no debe ser un fin en sí mismo: “No para ser una enciclopedia de citas, sino para encontrarse cada día un poco más con Jesús, que nos cambia la vida”.
La presidenta recordó, además, que esta edición de la Asamblea tuvo un profundo valor simbólico, ya que se realizó en Tucumán, la misma tierra donde hace 50 años la Acción Católica renacía tras tiempos difíciles. “En aquellas cenizas había un fuego encendido que nos trajo hasta nuestro hoy”, evocó. Y concluyó con un llamado esperanzador: “Creámoslo y hagamos posible esa red que, en cada gesto cotidiano, viva y realice los valores del Evangelio”.
La 31° Asamblea Federal reunió a cientos de delegados de todo el país y marcó un nuevo impulso para la misión evangelizadora de la Acción Católica en Argentina, reafirmando su vocación de ser una Iglesia en salida, comprometida con el anuncio del Evangelio en medio de la vida cotidiana.