La producción del limón en Tucumán enfrenta una grave crisis que amenaza su estabilidad. Una muestra de ello es la decisión de la citrícola San Miguel, una de las principales empresas del sector, de iniciar un proceso de desinversión en la provincia y destinar sus recursos a Uruguay y Sudáfrica.
De acuerdo a fuentes del sector, desde hace por lo menos tres años se está produciendo un retroceso en la actividad limonera provincial, como consecuencia tanto de factores externos como internos, cuya combinación de estas variables está afectando de manera drástica la producción.
Imágenes satelitales recientes confirman que aproximadamente 11.000 hectáreas de cultivos están en riesgo de quedar improductivas, y 6.000 hectáreas ya han sido abandonadas, revelando el impacto de la crisis sobre el territorio productivo por este tipo de decisiones empresariales.
En este contexto, la desinversión de San Miguel es un reflejo de los desafíos que enfrenta la actividad. La citrícola se encuentra en un proceso donde está derivando sus mayores inversiones a países como Uruguay y Sudáfrica. Los niveles de fondos que está colocando en dichas naciones llegan a superar los U$S 100 millones. Lo perjudicial para los intereses locales es que con esta situación se nota claramente una competencia internacional de productividad con Tucumán, que se encuentra seriamente condicionada por la operatoria financiera de la firma.
La empresa, representada por Gustavo Tanoira y Martín Otero, sostiene que los procesos de inversión continúan desplegándose en nuestra provincia, sin embargo, los recursos vertidos en Tucumán serían los mínimos e indispensables para mantener sus campos y su planta fabril.
Ganancias a otro lado y una deuda millonaria
Al respecto, desde San Miguel aducen, a modo de defender su accionar, que son grandes compradores de limón a medianos y pequeños productores provinciales, pese a ello, las quejas se sustentan en que los precios pagados por los cítricos prácticamente son de quebranto, encontrándose estos valores incluso muy por debajo del costo de producción y cosecha declarados por San Miguel.
Básicamente, las objeciones están planteadas en razón de que dicha empresa cuenta con los recursos suficientes, a partir de los contratos y operaciones comerciales que concreta, posibilitando márgenes de ganancias que permitirían una mejor retribución a los productores. Pese a ello y a las variables económicas que manejan, el dinero obtenido por su producción en general está siendo destinado a promover las inversiones internacionales lo que redunda en una competencia contra la propia actividad tucumana.
Vale recordar que San Miguel es una de las tantas citrícolas de la provincia que mantienen una deuda millonaria con la Estación Agroexperimental Obispo Colombres (EEAOC), que en este caso puntual, llega a los $1.658 millones provenientes del recurso del Art. 9°, inc. 2 de la Ley 5020 (creación de la EEAOC) y sus modificatorias, sobre producción y comercialización de granos y citrus durante los meses detallados y que no fueron ingresados en tiempo y forma por la empresa.
La norma aludida estipula que los fondos de la Estación Experimental se constituirán por una tasa equivalente al 5% de la producción citrícola industrializada, que será soportada por quien realice dicho proceso, en este caso, las empresas referidas.
Sin esos fondos, la EEAOC enfrenta graves dificultades para realizar investigaciones y procesos de innovación que benefician no solo al sector citrícola, sino a toda la provincia, por lo que la falta de apoyo económico impactaría negativamente en miles de familias y en el desarrollo económico de Tucumán y en un perjuicio para las propias arcas del Estado provincial.
Pérdidas significativas
Por otro lado, el mercado de exportación de fruta fresca tampoco presenta buenas perspectivas. Proyecciones anticipan una caída del 25% debido a la superproducción en el hemisferio norte, lo que ha intensificado la competencia con otros países. En este ámbito, es dable mencionar que Sudáfrica está desplazando a nuestra provincia en algunos mercados de venta de cítricos, lo que grafica más contundentemente la difícil situación del sector en los mercados internacionales.
Las cifras evidencian el impacto económico en Tucumán. En el año 2017 ingresaban a la provincia más de 820 millones de dólares. Este año no supera los 430 millones de dólares. En los últimos seis años dejaron de entrar 1.200 millones de dólares por la actividad citrícola, se sostiene desde el sector, mostrando la caída en los ingresos derivados de la producción.
A pesar del difícil panorama, tanto el resto de la industria como los productores focalizan una oportunidad en el mercado de derivados del limón. Al respecto, se resalta que Argentina tiene el potencial de influir en la formación de precios internacionales en este segmento. Sin embargo, se advierte también sobre la necesidad de una mejor organización del sector. De esta manera, se considera crucial volver a valores industriales que permitan recuperar competitividad y sostenibilidad en el tiempo.