El último adiós al Papa Francisco: Un funeral histórico en el Vaticano

La Plaza de San Pedro, corazón del Vaticano, fue escenario de un evento histórico que congregó a más de 200.000 fieles y 164 delegaciones internacionales para despedir al Papa Francisco, fallecido el pasado lunes 21 de abril a los 88 años debido a un derrame cerebral. La misa exequial marcó el punto culminante de tres días de duelo en los que más de 250.000 personas rindieron homenaje al pontífice argentino en la Basílica de San Pedro. El funeral, cargado de simbolismo y simplicidad, reflejó la humildad que caracterizó los 12 años de papado de Jorge Mario Bergoglio.

El funeral, oficiado por el cardenal Giovanni Battista Re, decano del Colegio Cardenalicio, siguió las directrices del Ordo Exsequiarum Romani Pontificis, modificado por el propio Francisco en 2024 para reflejar su visión de una Iglesia más austera. Rompiendo con tradiciones centenarias, el cuerpo del Papa fue colocado en un sencillo ataúd de madera forrado de zinc, en lugar de los tres féretros habituales (ciprés, plomo y roble). Además, su cuerpo no fue expuesto en un catafalco elevado, sino a ras de suelo, vestido con vestimentas papales rojas, una mitra blanca y un rosario entre las manos, simbolizando su deseo de cercanía con los fieles.

La ceremonia comenzó con el traslado del féretro desde el interior de la Basílica de San Pedro hasta el ‘sagrado’ de la plaza, acompañado por la Guardia Suiza y cardenales en un solemne cortejo. La misa, transmitida en 15 idiomas por Vatican News, incluyó oraciones en francés, árabe, portugués, polaco, alemán y mandarín, reflejando la universalidad de la Iglesia que Francisco promovió.

La Homilía: Un tributo a la voz de los marginados

El cardenal Giovanni Battista Re pronunció una emotiva homilía que destacó el legado de Francisco como “un pastor en medio de la gente, con el corazón abierto a todos”. Re subrayó su incansable defensa de la paz, recordando cómo “frente al estallido de tantas guerras, con horrores inhumanos e innumerables muertos, no cesó de alzar su voz implorando la paz e invitando a la negociación honesta”.

El decano evocó momentos clave del pontificado, como el viaje de Francisco a Lampedusa en 2013, donde denunció la “tragedia de la inmigración” y abogó por los migrantes que arriesgan sus vidas en el Mediterráneo. También mencionó su visita a Lesbos y la misa en la frontera entre México y Estados Unidos, gestos que consolidaron su compromiso con los “últimos de la Tierra”. La multitud interrumpió brevemente la homilía con aplausos al mencionarse su trabajo con los migrantes, un reconocimiento espontáneo a su labor.

Re también resaltó la humildad de Francisco, recordando sus últimas horas: “Pese a sus problemas de salud, saludó a los fieles en Pascua. Eligió recorrer este camino de entrega hasta el último día”. La homilía concluyó con un llamado a los líderes mundiales presentes a trabajar por la paz y a los fieles a vivir en armonía, fieles al mensaje evangélico de Francisco.

Seguridad y Presencia Global

El funeral reunió a una constelación de líderes mundiales, incluyendo al presidente de Estados Unidos, Donald Trump; el presidente de Ucrania, Volodímir Zelensky; el presidente argentino, Javier Milei; los reyes de España, Felipe VI y Letizia; y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, entre otros. La presencia de 50 jefes de Estado, 10 monarcas y representantes de 130 países subrayó la relevancia global del Papa Francisco.

Roma se blindó con un impresionante operativo de seguridad, que incluyó 4,000 agentes, francotiradores, drones, aviones Eurofighter y un sistema antidrones. Una zona de exclusión aérea y cinco áreas de seguridad en torno a la Plaza de San Pedro garantizaron la protección de los asistentes. El cortejo fúnebre, que trasladó el féretro hasta la Basílica de Santa María la Mayor tras la misa, siguió parcialmente la antigua Via Papalis, un recorrido ceremonial que evocó tradiciones papales.

Un gesto particularmente conmovedor fue la inclusión de 40 personas marginadas —pobres, migrantes, personas sin hogar, presos y transexuales— que acompañaron el féretro en su llegada a Santa María la Mayor, reflejando el compromiso de Francisco con los más vulnerables.

El Reposo Eterno en Santa María la Mayor

Cumpliendo su deseo, Francisco fue inhumado en la Basílica de Santa María la Mayor, en la Capilla Paulina, cerca del ícono de la Salus Populi Romani, al que profesaba gran devoción. Su tumba, sobria y sin adornos, lleva únicamente la inscripción “Franciscus” en latín, un reflejo de su rechazo al boato. Es el primer Papa en más de un siglo en ser enterrado fuera de las grutas vaticanas, una decisión que subraya su conexión personal con esta basílica.

La inhumación, realizada en estricta intimidad, marcó el cierre de las ceremonias fúnebres. A partir de este domingo, los fieles podrán visitar la tumba, que se espera se convierta en un lugar de peregrinación.

El funeral del Papa Francisco no solo fue un adiós a un líder espiritual, sino una celebración de su vida y obra. Su mensaje de humildad, paz y defensa de los marginados resonó en cada detalle de la ceremonia, desde el sencillo ataúd hasta la homilía que lo describió como “un Papa para los pobres”. Mientras el Vaticano se prepara para el cónclave que elegirá a su sucesor, previsto para principios de mayo, el mundo católico y más allá continúa reflexionando sobre el impacto de un pontífice que transformó la Iglesia con su cercanía y compromiso evangélico.