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NOTA DE OPINIÓN

Qué ven los que no la ven

La condena a Cristina Kirchner profundiza la polarización en Argentina, desatando pasiones y discursos de odio que fracturan el tejido social. La desconfianza en el Poder Judicial, la falta de controles y el avance de intereses elitistas amenazan la democracia, mientras la sociedad debate sin escuchar, alejándose de un Estado fuerte e inclusivo.

Por Tendencia de noticias

11 jun, 2025 03:06 p.m. Actualizado: 11 jun, 2025 03:10 p.m. AR
Qué ven los que no la ven

Por Mg. Javier Ghio

Docente universitario e investigador



La ratificación de la condena de Cristina Fernández de Kirchner por parte de la Corte Suprema de Justicia abrió un profundo debate en la sociedad argentina. La grieta se profundizó, las posturas se polarizaron y como es habitual en nuestra sociedad todos nos convertimos en constitucionalistas, analistas políticos y expertos en ejecución de obra pública.


¿Esto está mal? No, la participación política a través de la opinión es una de las formas de participación deseadas en cualquier democracia. Población informada, participación directa e indirecta y discusión pública son herramientas que deben existir para mejorar la calidad política.


El problema es cuando esa discusión se convierte en descalificación y discursos de odio, cuando los algoritmos de nuestras redes sociales que nos dicen lo que queremos escuchar se trasladan a la vida real y solo atendemos a los que piensan igual y descalificamos la opinión del otro.


Dicotomías


Estas actitudes no solo rompen los tejidos sociales sino que también obligan a terminar la discusión política y la discusión pública. El límite de la tolerancia democrática son los discursos de odios porque si avalamos que el “otro” sea el enemigo, terminamos aceptando que en la dicotomía amigo- enemigo el enemigo es una amenaza para mi existencia por lo que la única opción es la eliminación física del mismo.


Dicho esto, vamos a ver que tiene para decir la Ciencia Política sobre esta situación. Los Poderes del Estado son interdependientes (NO INDEPENDIENTES) esto quiere decir, que cumplen roles de control unos sobre otros, que se vinculan para intentar alcanzar el tan deseado bienestar general. Los tres Poderes del Estado (Ejecutivo, Legislativo y Judicial) deben sostener al Estado por sobre los gobiernos ya que los gobiernos son temporales mientras que el Estado es permanente. Por ello es fundamental que existan instituciones y mecanismos estatales que inspiren en la sociedad la confianza necesaria para creer que ningún Gobierno puede estar por sobre el Estado ni por sobre la voluntad popular.


La ratificación de la condena de CFK por parte de la Corte Suprema de Justicia genera todo lo contrario a lo que venimos sosteniendo que “debería ser”. Una parte de la sociedad aplaude y vitorea la sentencia, no le importa si el proceso fue correcto o estuvo viciado de nulidades, si la Corte Suprema dijo que estaba bien no les importa nada más. La otra mitad de la sociedad sostiene lo contrario, descree de la justicia, de los jueces, pone la lupa sobre su rol, sobre sus contactos, sus amistades, si estuvieron en “Lago Escondido”, si “jugaron al Pádel” si “fueron a la quinta a comer un asado”.


Qué ven los que no la ven

Esta conversación de sordos que genera más pasiones que discusiones racionales es consecuencia de que uno de los Poderes del Estado (el judicial) es cuestionado por parcial y pareciera no tener ninguna alternativa de solución a corto plazo, a diferencia del Poder Legislativo o del Ejecutivo que cuando no responden a las expectativas sociales la ciudadanía puede votar otra opción cada dos o cuatro años.


Cuando el Estado no se cuida a si mismo y a la sociedad, los gobiernos avanzan sobre los controles debilitándolos y si pueden eliminándolos. Sin control la democracia deja de ser tal y se convierte en autoritarismos o dictaduras con visos procedimentales de democracia, dicho en criollo, hay una apariencia de democracia pero una realidad autoritaria.


Hay algunos que dicen verla, y sostienen que los “otros” no la ven, que hay gente de bien y otros que no lo son, hay kukarachas, mandriles y demás metáforas deshumanizantes para los que no piensan igual y no aportan a la caja de resonancia de sus ideas.


Aprovechamiento


Mientras la sociedad sostiene estas peleas, el gobierno aprovecha para debilitar al Estado, para debilitar los controles, para no rendir cuentas. La realidad es que quienes la ven son los que ocupan cargos de toma de decisión, son los que elegidos por el voto o designados por los representantes del pueblo que velan por sus propios intereses y los de su entorno, las élites políticas, judiciales y empresariales cuidan de sus propios intereses, de sus propias necesidades y el bienestar general queda en el discurso del “deber ser”.


Cuando descubramos quienes la ven y quienes no la ven me parece que por fin vamos a comenzar a caminar hacia un Estado más fuerte, una democracia mas inclusiva y una sociedad más consolidada.

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