La revancha llegó un año después y Racing de Chivilcoy no la dejó escapar. En un Grilon Arena colmado y vibrante, el conjunto bonaerense superó a San Isidro de Córdoba por 88-76 en la gran final del ascenso y logró el pasaje a la Liga Nacional de Básquet. Desde el salto inicial, el local tomó las riendas del juego y supo administrarlas con oficio, autoridad y concentración para no tropezar como en la edición anterior. Cinco jugadores del equipo dirigido por Diego D’Ambrosio terminaron con doble dígito en puntos, destacándose Lucio Reinaudi, elegido MVP de la serie.
Con un rendimiento sólido durante los cuarenta minutos, Racing mostró variantes en ataque y una defensa férrea que limitó al conjunto cordobés. Reinaudi aportó 15 puntos, 7 rebotes y 4 asistencias, bien acompañado por José Peralta (18 tantos) y Alejo Barrales (13 puntos y 5 asistencias), figuras clave para sostener la diferencia cuando San Isidro intentó reaccionar. El equipo chivilcoyano llegó al último cuarto con una ventaja de 16 puntos y supo conservarla con inteligencia y aplomo en los momentos más tensos.
En medio de una noche inolvidable, hubo también protagonismo tucumano: Luciano Ortiz formó parte del plantel que consiguió el histórico ascenso. El ala-pivote surgido en la cantera de Talleres de Tafí Viejo fue parte importante del camino del equipo hacia la consagración, aportando intensidad defensiva y presencia en la rotación. Con este logro, Racing de Chivilcoy jugará por primera vez en su historia en la máxima categoría del básquet argentino.
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