
La lipofuscinosis neuronal ceroidea tipo 2 (CLN2), también conocida como enfermedad de Batten, es una patología genética, neurodegenerativa, progresiva y fatal que afecta principalmente a niños pequeños. Suele manifestarse entre los 2 y 4 años, con retraso en el lenguaje, convulsiones recurrentes y pérdida de habilidades motoras previamente adquiridas.
Así se indicó en un informe al que tuvo acceso Agencia Noticias Argentinas, donde además se detalló que, con el tiempo, la enfermedad progresa hacia un deterioro neurológico severo: pérdida de la capacidad de caminar, hablar y ver, dependencia total y una expectativa de vida que, sin tratamiento, suele limitarse a la primera década.
El proceso diagnóstico es complejo. Muchos pacientes comienzan con episodios de epilepsia o crisis convulsivas y son tratados inicialmente como cuadros epilépticos sin identificar la causa subyacente. La epilepsia farmacorresistente, que no responde a los medicamentos habituales, es una señal de alerta que debería orientar al profesional a sospechar una enfermedad neurometabólica.
La confirmación diagnóstica requiere pruebas genéticas específicas para detectar mutaciones en el gen TPP1 y estudios enzimáticos que evalúen la actividad de la enzima en sangre seca o fibroblastos. En Argentina, estos análisis están disponibles en centros especializados, públicos y privados.
Los síntomas de la CLN2 progresan rápidamente si no se interviene. Entre los 3 y 6 años, los niños suelen perder la capacidad de caminar y hablar; hacia los 7 u 8, pueden presentar demencia, rigidez muscular y pérdida de la visión; y entre los 8 y 12 años, habitualmente quedan postrados. La mayoría fallece antes de la adolescencia. Este curso devastador es el que la cerliponasa alfa busca modificar.
Ahora, la llegada de cerliponasa alfa al país y su aprobación por parte de la ANMAT representan un hito histórico en el abordaje de esta enfermedad muy poco frecuente. Se trata de la primera terapia disponible en el mundo capaz de ralentizar el curso de la CLN2, ofreciendo una nueva esperanza a las familias que conviven con este diagnóstico.
Una enfermedad genética agresiva y poco frecuente
La CLN2 pertenece a un grupo de enfermedades genéticas que interfieren con la capacidad celular de degradar y reciclar proteínas y lípidos. En este caso, el problema es la deficiencia de la enzima tripeptidil-peptidasa 1 (TPP1), encargada de descomponer proteínas dentro de los lisosomas —las “plantas de reciclaje” de la célula—. Cuando la enzima no funciona, se acumulan sustancias tóxicas en las neuronas, provocando daño progresivo del sistema nervioso central.
Aunque su prevalencia es baja —entre dos y cuatro casos por cada 100.000 nacidos vivos—, su impacto es extremadamente severo. En Argentina se estiman menos de 30 pacientes diagnosticados, aunque especialistas creen que podrían existir más casos sin identificar debido a la complejidad del diagnóstico y al bajo conocimiento de la enfermedad.
El Dr. Norberto Guelbert, especialista en pediatría y genética clínica y jefe del Servicio de Enfermedades Metabólicas de la Clínica Reina Fabiola (Córdoba), explicó que la CLN2 es una enfermedad que transforma por completo la vida de una familia.
“Durante muchos años, lo único que podíamos ofrecer a los padres era acompañamiento y cuidados paliativos. Hoy, con la llegada de esta nueva terapia, podemos hablar por primera vez de modificar la evolución natural de la enfermedad. No se trata de una cura, pero sí de una herramienta que puede detener o ralentizar su avance, y eso es un cambio enorme”, afirmó.
Cómo actúa la primera terapia aprobada
La cerliponasa alfa es una terapia de reemplazo enzimático que sustituye la enzima TPP1 deficiente. Se administra directamente en el líquido cefalorraquídeo mediante una infusión intracerebroventricular, lo que permite que la enzima llegue al cerebro y al sistema nervioso central, superando la barrera hematoencefálica, uno de los mayores desafíos en el tratamiento de enfermedades neurológicas.
Este método de administración —que constituye un avance biotecnológico— requiere aplicación en centros especializados por equipos entrenados.
La droga es resultado de más de una década de investigación de BioMarin, una compañía biotecnológica global especializada en enfermedades genéticas raras. Fue aprobada por la FDA y la EMA en 2017.
En estudios clínicos internacionales, la cerliponasa alfa demostró ralentizar significativamente la pérdida de la función motora y del lenguaje, dos indicadores centrales en la progresión de la CLN2. El ensayo multicéntrico 190-203, de fase 2, mostró que los niños tratados antes de los 3 años mantuvieron la capacidad de caminar y una función motora casi normal por más de tres años, a diferencia de los pacientes no tratados, que generalmente perdieron la deambulación a los 6 años. Estos resultados fueron considerados un punto de inflexión en la historia natural de la enfermedad.
El mecanismo de acción se basa en la sustitución directa de la enzima defectuosa. A diferencia de otros tratamientos sistémicos incapaces de cruzar la barrera hematoencefálica, esta terapia utiliza un dispositivo implantado quirúrgicamente que permite infusiones regulares directamente en el sistema nervioso central. Su aplicación requiere la coordinación de equipos multidisciplinarios —neurólogos, neurocirujanos, anestesistas, genetistas y enfermeros especializados— y un seguimiento continuo del paciente.
El Dr. Guelbert destacó la importancia del diagnóstico precoz:
“Lo que demuestra esta terapia es que la detección temprana puede cambiar por completo el pronóstico. Cuando un niño de dos o tres años pierde habilidades, deja de hablar o presenta crisis epilépticas sin causa aparente, hay que pensar en un diagnóstico genético. Cuanto antes se detecta, más impacto tiene el tratamiento”, insistió.
Herencia y prevención familiar
La enfermedad de Batten sigue un patrón autosómico recesivo: ambos padres deben portar una copia del gen defectuoso. Cada hijo tiene un 25% de probabilidad de desarrollar la enfermedad y un 50% de ser portador. Esto refuerza la importancia del asesoramiento genético familiar, del testeo en hermanos y parientes, y de la planificación reproductiva, prácticas aún poco extendidas en la región.