Este martes, ante las autoridades del Consejo Superior de la Universidad Nacional de Tucumán (UNT) fue presentado el informe sobre la Ciudad Universitaria, los estudios sobre las localizaciones de la UNT y las láminas del proyecto original que fueron encontradas en 2023 y que estuvieron guardadas durante más de 70 años.
El proyecto de la Ciudad Universitaria (CU) en San Javier quedó descartado por resolución del Consejo Universitario en 1965, “particularmente por su aislamiento respecto al medio en que debía insertarse ya los múltiples y onerosos problemas de instalación y mantenimiento”, concluye el informe que fue expuesto en el Consejo Superior de la Universidad Nacional de Tucumán.
El contexto y circunstancias de una utopía
En el informe se planteó que las propuestas más significativas sobre la localización de las instalaciones de la universidad tuvieron dos momentos: Uno, la universidad centralizada fuera de la estructura urbana, que tuvo impulso en 1947 con la gestión de Horacio Descole, que gestionó el proyecto en San Javier y Horco Molle. Dos, la universidad descentralizada dentro de la estructura urbana, consistente en la generación de centros a partir de una estructura orgánica por grupos afines, proyecto desarrollado a partir de 1963, durante la gestión de Eugenio Flavio Virla. En 1964 el Consejo Universitario definió que debía estar en el área urbana, para mayor integración a la comunidad. Así a mediados de los 60 se sentaron las bases conceptuales para la construcción la primera etapa de la Quinta Agronómica.
El trabajo “Proceso histórico de conformación del equipamiento edilicio de la Universidad Nacional de Tucumán”, elaborado por las arquitectas Daniela Moreno, Olga Paterlini y el profesor Walter Soria, fue presentado en el Consejo Superior.
El estudio, basado en fuentes documentales y publicaciones institucionales, distinguió cinco etapas claves: desde la transferencia de inmuebles de la Nación (1914-1939), la propuesta de la Quinta Agronómica (1940-1946), el impulso de San Javier (1947-1955), los cambios políticos y el nacimiento de YMAD (1956-1961, tiempo en el que se sanciona la Ley 14,771 de creación del ente minero, que establece que las utilidades deben destinarse a concluir la Ciudad Universitaria, conforme a los planos aprobados); y, finalmente, la decisión de descentralizar la UNT en el tejido urbano (1962-1971).
En la oportunidad, se explicó esta historia y también se entregó un informe sobre las láminas encontradas en 2023 vinculadas con la Ciudad Universitaria.
En marzo de 2023 se descubrieron 2.821 láminas del proyecto original guardadas durante más de 70 años. Estaban en 40 rollos dentro de cajas de aires acondicionados, en un depósito de la Secretaría de Planeamiento y Obras. El Consejo Superior conformó tres comisiones para interpretar, clasificar y digitalizar la documentación, relevar el estado edilicio del bloque de San Javier y producir un informe histórico-arquitectónico.
Respuesta del Rectorado
El rector de la UNT, Sergio Pagani, señaló: “luego de que se diera a conocer el hallazgo de los planos y la desinformación sobre el tema, las comisiones de los especialistas van a explicar los análisis que hicieron con el objetivo de ponerle luz a la verdad”.
Consultado sobre la funcionalidad futura del bloque, respondió: “Todavía no hay propuestas de funcionalidad. Lo que estamos haciendo es reparar las heridas y luego se traerá a discusión a este ámbito qué función cumplirá”.
Por su parte, Sergio Mohamed, secretario de Planeamiento, detalló que desde agosto del año pasado se reparan patologías estructurales causadas por el clima en el bloque que se encuentra en lo alto del cerro. “Este informe elimina la hipótesis que se había publicado en un medio sobre la inclinación de la estructura. Ni desnivel, ni asentamiento diferencial en el terreno. La estructura está en perfecto estado, solo que la superficie es complicada”.
En tanto, el ingeniero Juan Carlos Guzmán, integrante de la comisión encargada de las láminas, destacó la magnitud del proyecto: “Si se hubiera concretado, una gran parte del cerro estaría ocupada porque es un hito arquitectónico. Se gestó en un contexto de expansión educativa y en un período de grandes transformaciones en el país”. Señaló que hubo muchas oficinas productoras de documentación, públicas y privadas como “Gallo y Cía.”. “No se definió un proyecto integral pero que sí se realizaron siete ideas generales o propuestas de zonificación que parten de una misma estructura que es el bloque de San Javier y no hay aprobación de la documentación encontrada por ningún organismo, ni municipal, comunal, universitario o de la provincia”.
La comisión técnica integrada por los ingenieros Juan Carlos Guzmán, Mario Israilev y el arquitecto Edgardo Albo determinó que no existió un proyecto integral de la Ciudad Universitaria como se lo entendería actualmente. Hallaron ideas generales con diferentes niveles de desarrollo, croquis y bosquejos preliminares, pero sin coherencia entre sí.
Del casco principal, encontraron desarrollados planos de las 33 viviendas, el bloque de varones, el acueducto de Anfama, los Quonsets y la obra básica del funicular, que quedó inconclusa por problemas insalvables con la estabilidad del cerro. De la misma forma, la comisión identificó planos no vinculados al conjunto universitario y documentación incompleta.
Comprobaron que la obra del funicular se abandonó tras intentar modificar el sistema de tracción.
Por otro lado, el proyecto del camino de acceso entre Horco Molle y San Javier no se ejecutó completamente. El Centro Comunal y el Block de Enseñanza solo contaron con anteproyectos y maquetas. “Esto no alcanza a convertirse en un proyecto, tiene un nivel más modesto”, concluyeron los profesionales.
Un proyecto ambicioso
Según los datos recabados por los ingenieros, se determinó qué escala hubiera tenido el proyecto arquitectónico total que incluía el casco principal de San Javier y el casco secundario de Horco Molle. En total contaba con la creación de varios bloques de 100 metros de largo por 60 de ancho, un estadio deportivo pensado para 30.000 espectadores, un acueducto diseñado en la ciudad de Milán, Italia con un nivel de precisión sin precedentes, un embalse de 30.000 m2, un hospital y una escuela de enfermeras.
“Este proyecto era más grande que Lomas de Tafí, ocupaba 30.800 m2. Para tener una dimensión del tamaño, las escuelas experimentales, por ejemplo, ocupan en total 24.000 m2 de superficie. La Ciudad Universitaria hubiera tenido un 25% más”, concluyó Guzmán.
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